A la cabeza nos vendrán un par de posibilidades, pero con asombrosa coincidencia todos acabamos deduciendo que las han disparado.
A priori podemos pensar que es una casualidad, y algún disparado desviado de un cazador ha podido malograr las -por cierto escasas- señales de indicación. Peso según se suceden las señales que indican la llegada a un pueblo, o la limitación de velocidad, observamos extrañados que todas tienen desperfectos hasta ser difícil distinguir de que nos avisan.
Y es que una de las aficiones de los isleños, es la de tirotear las señales, ya sea para celebrar eventos como bodas, o simplemente por absurda diversión.
Si contextualizamos, podemos puntualizar que Creta fue escenario de una lucha feroz entre los aliados y el ejercito nazi durante la segunda guerra mundial, por la posesión estratégica de la isla a camino de la Europa insular y el Oriente Medio. Tras la ocupación de la división aerotransportada alemana que atacó por sorpresa con paracaidistas los principales puntos de la isla, los germanos fueron perdiendo su control gracias en parte a la resistencia cretense. Cuando acabó la guerra, muchas de esas armas no fueron entregadas, y por ello es habitual que los cretenses de pueblos pequeños hayan heredado esta tradición.
